¿Camino o vereda?

La confusión se da muy ha menudo cuando de aprendizaje, o entendimiento se trata, ¿Cuándo es camino?, ¿Cuándo vereda?...
La vida es aprendizaje en cada paso, cada momento, pero sobre todo en los errores cometidos, cuando tratamos de encontrar la misión o el camino correcto llegamos a confundir camino con vereda y al revés la vereda con camino. La diferencia radica en lo que uno busca, por tal ; vereda o camino siempre será igual a lo que quiero y lo que me hace feliz.
Lo que quiero es aquello que me hace sentir bien, me da confort, seguridad, pero al final siempre me sentiré tan vacía como al principio y cuando se descubre la diferencia y puedo decir que era vereda, entonces regreso al principio a la búsqueda de mi misión, busco dar sentido y ser feliz..
Lo que me hace feliz es aquello que me llena, me cuesta, lo sufro, pero al mismo tiempo me da un placer infinito que aun, antes de hacerlo me irradia placer y al terminar sigo sintiendo ese placer que me hacer seguir.
La búsqueda puede ser cansada e incluso puedes llegar al momento de decir, ¡creo no era camino lo que busco sino veredera! Que me saque de la búsqueda de satisfacción alguna aunque nunca me sienta pleno y eso se llama frustración, fracaso sosedad y sobre todo derrota.
En los andares de la vida para poder encontrar la plenitud se requiere primero caminar hacia dentro para poder andar hacia afuera. Cuando uno encuentra su idea, su objetivo, puede salir afuera y enfrentar todos sus miedos sin perder de vista el punto a donde quiere llegar, lo único malo es que no siempre se hace ese recorrido, siempre se deja al final, para cuando la muerte no da tregua.
El espejismo del placer corporal nubla la vista, cubre el alma y entonces “querer” se convierte en primero antes de “ser feliz”, y es un cáncer que dará una muerte lenta, dura y tormentosa, para cuando se regrese al camino solo será para ver el recorrido que no se hizo por andar en la vereda que es vivir una vida.
Todos olvidamos lo que es vida, objetivo y sentido, cuando nos dejamos embrujar por las telarañas ofrecidas, dejando a un lado lo que importa, aun no descrito.
¿Camino o vereda?

-la elección es de uno-

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